Reúno en este volumen los cinco libros de poesía que he publicado, el primero de 1988 y el último de 2017. No están todos los poemas y los que están, a veces, difieren poco o mucho del original, aunque solo en la superficie textual: esto es aquello de lo que yo me sigo haciendo cargo y en el modo en que me resulta hoy aceptable. Confieso que no fue un gran dilema elegir si debía ser más fiel al pasado, a lo que fue mi escritura, o al ideal poético que ahora suscribo; se trataba solo de contribuir en lo posible a la emergencia siempre difícil de la poesía, eliminando los obstáculos de la misma escritura para la experiencia poética, que es lo que convierte a la poesía y el trabajo de los poetas en
dones necesarios para la vida humana.
Por otra parte, llevo un buen tiempo dándole vueltas a un asunto relacionado con el título de mi primer libro, que tiene un nombre propio, Godric. Durante unos años se me preguntaba con cierta frecuencia por el significado, el origen o la clave de ese nombre. Ignoro por qué nunca me animé a declararlo. Ahora que sé que todos los libros de poemas que he publicado tienen como personaje oculto al primero, a Godric, y que han sido los dilemas de éste los que han quedado representados en esos libros, y que ello fue un ciclo que ha llegado a su fin; ahora, digo, termino por creer que es mejor mostrar la carta de nacimiento.
El nombre proviene de un santo medieval llamado Godrich. En mi imaginación de joven quise proyectar todo lo que me era posible la vida ambulante y el espíritu explorador de ese hombre humilde de comienzos del segundo milenio -tiempo de viajeros-, descubierto en mis lecturas de Historia del Derecho; en ese trabajo de la imaginación Godric ha vivido las diversas experiencias del viaje, el ir, el volver, la mera errancia, el simple estar, hasta descubrir o conquistar la inmovilidad: el medievo, la modernidad temprana, nuestro siglo XXI.