En una calle de negocios tradicionales, llena de “mascotas” (personas que se disfrazan para promocionar, conviven los protagonistas de esta irreverente fábula; Guillermo, escritor que se disfraza de gallina; Gardenia, una atractiva mujer que, como una leona, busca pagar una deuda; y el Lléntelman, un caballero de sombrero de copa y frac, cuya voz es inconfundible.
Cuando la apertura de un centro comercial amenaza con sacarlos del negocio, el Lléntelman, convoca a las masas, arma la protesta y levanta una mítica resistance… ¿Pero ¿quién es realmente éste héroe de la clase trabajadora? Quizá lo único que se sepa de él es su calidad de Don Juan, que ama a su perro Cambó y que tiene más poder del evidente.
A medida que Guillermo y Gardenia intentan responder esta interrogante, se adentran en el corazón de la protesta y en la mente de LLéntelman: usando tácticas más anárquicas y terroristas que revolucionarias, él quiere resistir a lo que el centro comercial representa, quiere convertirse en un mensaje, en el símbolo definitivo, sin importar las consecuencias.