Este libro es una obra literalmente monstruosa, apunta Eduardo Grüner, autor del prólogo especialmente preparado para esta edición. No se trata simplemente de su extensión; tampoco del hecho de que, pensada originalmente como prólogo a las obras completas de Jean Genet, terminó casi soprepasando el volumen total de páginas de dichas obras, con el efecto de que ellas son hoy inseparables sin el suplemento de lectura que les proporciona este libro?, de modo que no podemos, hoy, leer a Genet sin invocar a Sartre.
Pero si Genet no hubiera existido, Sartre lo habría inventado; para alguien como Sartre, obsesionado por desentrañar las contradicciones de un alma, una figura como la de Genet tenía que ser fascinante: un delincuente, mentiroso, homosexual sadomasoquista que al mismo tiempo es un extraordinario escritor, un espíritu brutalmente exquisito, un santo y mártir al revés que se hace apóstol del Mal, un místico de los infiernos.
Jean-Paul Sartre (1905-1980) publicó San Genet, comediante y mártir en 1952. Jean Genet (1910-1986) fue condenado en 1948 a cadena perpetua, pero la presión de un grupo de intelectuales francesas, Jean Cocteau y Sartre entre ellos, que habían leído sus primeras obras, le proporcionó el indulto.