El conflictivo encuentro entre la espiritualidad ancestral indígena y el catolicismo constituye uno de los episodios fundantes de la modernidad colonial en nuestro país. Es así que la dimensión espiritual-religiosa a nivel individual, familiar, comunitario e incluso estatal marca de manera profunda y compleja las relaciones y la vida social en ciudades como Quito.
En las cosmovisiones y sus concepciones sobre la divinidad podemos rastrear el choque de identidades en el pasado y también las tensiones contemporáneas relativas a la convivencia y el reconocimiento de las diferencias.