Markos Quisbert nos entrega Cero Glamour, una obra que complace las expectativas que su labor como escritor ha ido generando con el tiempo en los círculos cada vez más virtuales de la literatura. Nos llega esta obra a ratos ácida, a ratos agria, a ratos violenta, a ratos tierna, hiperrealista y post-histórica; nos llega este libro como un canto a la fragmentación del yo y una elegía al anonimato y a su pobreza como cáncer, como trágico designio en nuestra sociedad tecnificada. Markos Quisbert nos encaja este libro cual canto a la carne como texto y a la experiencia sexual, en todas sus dimensiones, como único instante de autenticidad, en donde chocamos con nosotros mismos, con nuestros propios cuerpos, con nuestros valores, conglomeración de nuestros sueños, falso glamour, deseos, temores, sangre, carne y mitos; lugar en donde no hay más amor que el propio ni instante más real y desolado que aquél en que nos encontramos cara a cara con nuestras propias decisiones. O como nos sugiere el autor, hasta que una voz en off nos diga:
—¡Corten! Se imprime…