Hubo cronista que preferían la nobleza natural de los animales y se empeñaron en comprender el lugar que se han hecho en el mundo, a pesar de nosotros. Cronistas como Blomberg, que encontraron en los animales un espejo preciso de la especie humana, una proyección de lo bueno, lo malo y lo feo que nos constituye, y retrataron esa relación de la forma más humana posible. Y animal también, porque entendieron que el ser humano tiene en el animal la ultima oportunidad de volver a encontrar su verdadera naturaleza.
Rolf Blomberg ( Estocolmo 1912-Quito 1996) fue un explorador sueco que vino al Ecuador por primera vez en 1934 y volvió continuamente hasta radicarse en Quito en 1968. Publicó 20 libros, 15 de ellos sobre el Ecuador. De sus 31 películas documentales más de la mitad tienen a la naturaleza y a las culturas ecuatorianas como protagonistas. También viajó por Colombia, Perú, Bolivia, Brasil, Indonesia, Turquía, Egipto, Kenia, entre otros lugares, recogiendo imágenes costumbristas y haciendo investigaciones sobre su vida silvestre. En 1950 descubrió en la frontera colombo-ecuatoriana al sapo más grande del mundo: el bufo blombergi. En el año 2000 se creó la Fundación Archivo Blomberg, que es la entidad encargada de preservar y promover el legado cultural de Rolf Blomberg.
Una publicación de Archivo Blomberg y su equipo: Marcela Blomberg, Fabián Patinho, María Inés Armesto y Belén Mena.
